Por Isabel López Paredes

Comienzan las noches de café, de nervios y estrés, sin más compañía que la de nuestro gran amigo el flexo… él es único que pone un poco, o mucha, de luz en estas interminables veladas. Tampoco podemos olvidarnos de los rotuladores- subrayadotes-multicolores encargados de reforzar esas líneas que tantas y tantas veces volveremos a revisar. No puedo seguir con esta enumeración sin antes nombrar a los tan queridos post-it, amarillos, rosas, azules o naranjas, redondos, cuadrados y hasta con forma de pie que hacen de nuestros tacos de folios un mundo de fácil acceso a los contenidos importantes, sobre todo para aquellos que guardamos todo de manera fotográfica.

Cabe decir que todas las herramientas o utensilios citadas son los “básicos” para pasar una buena jornada de exámenes, (o al menos los que la mayoría de estudiantes y “estudiantas” utilizan) pero que no son las únicas, ya que para muchos esta época se convierte en algo que los saca fuera de órbita y los transporta a un mundo lleno de manías y obsesiones que implican unos ciertos rituales de concentración y asimilación de las materias que me abstengo a enumerar para no herir vuestra sensibilidad.

En la sala, en la habitación, en la biblioteca, en el parque, en el metro, en el tren, el coche o el avión, da igual el sitio donde se realice la acción de estudiar. Entonces… ¿lo importante es participar? -como nos decía de pequeños si perdíamos en algún juego- Resulta que no, aquí no basta solo con participar, aquí el que juega quiere ganar, ya sea el primer, segundo o tercer puesto, eso sí,  pasando los números rojos situados debajo del 5. Lo bueno de este juego es que todos saben que pueden acceder al puesto privilegiado, todos pueden ser ganadores o aptos, puesto reservado – no para los que han colocado más post-it y han utilizado más colores de rotulador- para los que se han esforzado más y para los que le han echado más ganas. También están los que juegan con ganas de ganar, pero se quedan a medio metro o punto de la meta. Y finalmente, los que arriesgan un todo o nada.

Luego están esos complementos circunstanciales de modo; de pie, tumbado, sentado con las piernas cruzadas, dando paseos, escuchando música, en voz alta o los que simplemente estudian sin más, los que hincan codos al pupitre y no los levantan en muchas horas.

En definitiva, la chicha por la que se arma todo este lío y todo este despliegue de instrumentos está bastante clara. Somos estudiantes, por lo que tenemos que comportarnos como tales. Ahora es tiempo de invernar en casa, de cobijar los apuntes y recoger un poco las ganas de salir y pasarlo bien. Porque… ¿quién dijo que la época de exámenes era mala? ¿Quién dijo que sin trabajar se vive mejor? ¿Quién dijo miedo? El miedo no existe, solo los débiles lo sienten y nosotros, estudiantes, no somos precisamente esa clase de endebles. ¿Acaso no hemos superados años y años, meses y meses, días y días de convivencia con exámenes?  ¡Eh aquí la cuestión!

¡Buen comienzo de EXÁMENES!

¡SUERTE A TODOS Y A TODAS!